Es muy importante que los padres proporcionen a sus pequeños el tiempo suficiente y necesario para jugar, ya que mediante el juego simbólico, los niños pasan de ser espectadores de la realidad a ser los auténticos protagonistas.
Podrán evocar un acontecimiento vivido que les haya impresionado, quizás revivir una aventura excitante, o sencillamente imitar a sus padres en cualquier situación cotidiana.
Para ellos es muy estimulante y divertido inventar situaciones en las que pueden hacer cosas que a menudo, en la vida real, resultan imposibles para ellos. Jugar a ser policías o preparar una rica comida en una cocina infantil les ayuda a comprender su entorno, a organizar sus conocimientos y a desarrollar la memoria, la atención, la imaginación y la creatividad.
Asimismo, es una estupenda arma socializadora dado que al ponerse en la piel de otro personaje, tiene la oportunidad de empatizar con los sentimientos, emociones o roles de éstos y salir un ratito de su habitual “yo”.
También está estrechamente relacionado al desarrollo del lenguaje infantil ya que al dar de comer a la muñeca o acostarla, repetirá las frases que suelen enmarcar este tipo de situaciones: “debes comértelo todo” o “es la hora de ir a la cama“. Esto es verdaderamente importante, porque que el niño empiece a expresar verbalmente lo que antes sólo expresaba con acciones significa que ha empezado a jugar con las ideas adelantando sus intenciones, sus historias, alimentando así su imaginación y potenciando y estimulando el desarrollo del lenguaje.
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